Siempre tendré grabada en mi memoria las primeras palabras que me dirigió mi madre al confesarle que era lesbiana: “¿Estás segura?”
Y tu, mamá, ¿estás segura que eres hetero? ¿Estás segura que ciertos hombres te atraen, que los besarías y querrías estar el mayor tiempo posible con ellos, entre otras cosas?
Me resulta muy curiosa la reacción sistemática que hace nuestro mecanismo de defensa cuando hay algo que se sale completamente de nuestros anclajes, de nuestros conceptos que consideramos pilares e inamovibles.
Yo misma lo he vivido en infinidad de ocasiones, pero ahora al reconocerlo casi que me gusta, lo disfruto. Romper antiguos prejuicios no es más que crecer como ser humano.
Y volvamos, que me lío.
¿Por qué al amar a una mujer tengo que estar menos segura que si amara a un hombre?
La situación se acrecienta cuando ya tienes novia estable desde hace años, vivís juntas… Y te pide matrimonio.
“¡Sí, claro que quiero!” respondes entre aplausos y risas de tu futura mujer y la gente que te quiere.
Pero llega un punto en que crees que sólo tu misma y tu pareja sois la que estáis seguras que vivís un amor real, tan válido como cualquiera.
Reacciones muy recientes de la pasada navidad:
“¿Así que eres su “amiguita”?
¿¿Amiguita?? ¿¿en serio?? “Hay que entenderla que es muy mayor y eso le viene de nuevo” Respiras hondo y sonríes por respeto, el que esta persona no ha tenido con vosotras.
“¿Estás segura? Eres muy joven” (Creo que es la frase más recurrente) Cuando las mismas personas que lo dicen (sí, ha habido más de una) se casaron incluso antes de tu edad actual y llevaban menos tiempo con su pareja.
Y me temo que aunque llevemos 10 años casadas, con X hijxs, hipoteca, coche, etc. Aún dudarán que seamos una pareja válida, real.
Queda mucho por recorrer, pero como se dice coloquialmente: “me va la marcha”.